lunes, 28 de abril de 2014

In Vino Veritas. En el Vino está la Verdad, de Virginia Gasull

Editorial: Suma de letras
18 €
Ebook: 7,99 €

Argumento:

La inspectora (Anne) Oteiza, de la Brigada de Patrimonio, es encargada de investigar el robo de varias botellas antiguas de vino. Su amiga Sofía le recomienda que contacte con el coleccionista francés Édouard DeauVille.

Comentario:

«In vino veritas» es una novela que, por su participación a  partes casi iguales entre el romance y el misterio, podría incluirse en el subgénero de suspense romántico con algunas escenas eróticas.

La autora consigue mantener el equilibrio entre ambos géneros utilizando de forma precisa e inteligente escenas como las visitas a los diferentes Châteaux en las que DeauVille acompaña a Oteiza, logrando que funcionen tanto a nivel de investigación (parte de lo que le cuentan le sirve para hacer varias deducciones) como para mostrar la personalidad de él (familiar, interesado por el bienestar de sus empleados…) y la creciente atracción entre ambos.

La novela está narrada en tercera persona, alternando los puntos de vista de Oteiza, DeauVille y algún otro personaje ocasional. También se incluyen algunos capítulos en segunda persona y presente, cuya finalidad podría ser la de intensificar la reacción emocional de los protagonistas a lo que les sucede (el recorrido por San Sebastián, lo que empieza a sentir por él, etc).

Aunque hay alguna frase desordenada y ocasionales repeticiones de palabras muy seguidas, la narración es más que correcta, fluye con naturalidad, los mencionados cambios de puntos de vista y de tercera a segunda persona le dan personalidad y evitan la rutina.

El personaje más complejo y mejor desarrollado es el de Oteiza: independiente, traumatizada por el drama familiar (es reacia al compromiso), inteligente, buena policía… mientras que DeauVille es culto, familiar, comprensivo, ambos atractivos y sin problemas para que ella, como inspectora, protagonice las escenas de acción.

Los secundarios, desde Sofía (Sophie) Duchamp, al policía francés Philippe Bertrand (romántica y discretamente interesado en Oteiza), Christine Chavenon (enóloga, vecina y ex de Édouard), el actor Michael Schneider, la difunta abuela e  incluso el Château DeauVille, cumplen sus roles, algunos más tópicos y previsibles que otros.

La ambientación de los lugares está conseguida (la autora conoce los escenarios en los que se mueven sus personajes), incluyendo la información y descripciones dentro de la trama con naturalidad, al igual que lo referente a la enología, al robo de vinos y obras de arte por los nazis, el «Retablo de Gante» y su panel «Los Jueces Justos», y algunas anécdotas reales relacionadas con estos temas.

En resumen, «In Vino Veritas» destaca entre otras novelas actuales del género (romántico) por su complejidad, tanto en las diversas líneas argumentales, manejadas con destreza, como en la poco habitual narración en tercera y segunda persona, los matices en las personalidades de sus protagonistas (el trauma de Oteiza, el desaprovechado tema de las cicatrices, DeauVille y las botellas de vino de la familia…) o incluso en un tratamiento casi realista de la trama romántica… Además quedan algunos temas sin resolver (el pasado de ella, el robo del mosaico de Baco), lo que deja abierta la posibilidad de nuevas historias con los mismos protagonistas.


Políptico de Gante, o La adoración del Cordero Místico


Fragmento de la novela:


«¿Qué te está pasando? ¿Estás bajando la guardia? ¿Por qué ahora? ¿Te estás volviendo vulnerable? Demasiadas emociones en los últimos días; tiene que ser eso. Llevas años luchando contra ello; el maldito trastorno de estrés post traumático. Controlado durante años con pastillas. Tratado con innumerables sesiones de terapia. Ataques de ansiedad que se inician con cualquier cosa imprevista: una imagen, un estallido, una noticia en la televisión, un recuerdo.
La rutina siempre es una buena técnica de lucha. Metida dentro del mundo policial, manteniéndote activa y centrada en tu trabajo puedes evitarlo durante meses. Nadie del departamento lo ha detectado nunca. Has pasado satisfactoriamente todos los test psicológicos. Pero ahí siguen, latentes; tu claustrofobia, tu sociopatía, tu fobia a estar rodeada de gente. Tu sempiterna necesidad de inhibirte, de olvidar; tus altibajos de humor, tus malas rachas, tu carácter desconfiado. Tu búsqueda de soledad, tu terror al compromiso, tu miedo a enamorarte, tu pánico a volver a amar a alguien porque después puedes perderlo.»

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***T***

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